Javier García, economista sénior en la unidad de Economía Española del Departamento de Estudios de CaixaBank, se manifiesta cautelosamente optimista porque los indicadores muestran un buen tono, pero hay una serie de vientos adversos que se podrían intensificar en el tramo final del año y en 2023. Por eso la economía, pese a seguir creciendo, podría hacerlo a un ritmo menos vigoroso ya el año que viene. Prevé que la inflación se moderará, pero continuará el año que viene en niveles elevados.
¿Qué perspectivas de crecimiento se mantienen para la economía española?
Javier García: Para 2022 esperamos un crecimiento del 4,2%, a pesar de la incertidumbre. Esto se fundamenta en buena parte en la recuperación del turismo, que prevemos que se intensifique este verano. Se espera una temporada vacacional muy buena. Además, el mercado laboral está manteniendo un tono muy positivo. De cara al tramo final del año y a 2023, prevemos una desaceleración de la economía respecto a estas tasas. Seguiría creciendo, pero menos. Esto se debe a que observamos una inflación más persistente de lo que podríamos esperar y también al efecto que tendrá la subida de los tipos de interés.
A pesar de recortarse las perspectivas de crecimiento, ¿siguen siendo altas?
Javier García: El hecho de que se hayan acabado las restricciones post COVID está dando un impulso importante a los servicios. Ámbitos como la hostelería se están recuperando muy bien y están suponiendo un empujón relevante. El turismo está evolucionando de una forma muy positiva y en abril el gasto turístico fue muy parecido al del mismo mes de 2019, que fue un año excepcional. A esto hay que añadir que tenemos más de 20 millones de afiliados en la Seguridad Social. Los datos del mercado laboral son más positivos de los que se podría esperar por la incertidumbre generada por el conflicto en Ucrania.
¿Cuándo esperan que comience a moderarse la inflación?
Javier García: La inflación nos está sorprendiendo por su persistencia y se está viendo empujada hacia arriba por la gran subida de los precios de los alimentos y del petróleo. La inflación debería empezar a moderarse de forma gradual en el tramo final de este año y esta moderación debería ser más marcada en la primera mitad de 2023. En ese periodo los precios energéticos se verán contenidos por el tope del gas y estaremos comparándolos con una primera mitad de 2022 en el que el componente energético estaba muy elevado. Aun así, la inflación seguirá en cotas elevadas en 2023 y, en el conjunto de la Eurozona, previsiblemente superará el 3%.
¿Qué perspectivas mantienen para los precios de la energía?
Javier García: Los futuros tanto del gas como del petróleo apuntan a que los precios energéticos se mantendrán elevados durante más tiempo. De cara a 2023, estos futuros cotizan a niveles mayores que hace un par de meses. Influye que se esperaba una guerra muy corta, que está durando más de lo que se podría pensar.
¿Cuáles son sus previsiones para los tipos de interés?
Javier García: Van a empezar a subir dentro de muy poco y vamos a abandonar estos tipos anormalmente bajos que hemos tenido estos años. En julio esperamos una subida de 25 puntos básicos del tipo de referencia en la Eurozona y otra alza de 50 puntos en septiembre. A partir de ahí, prevemos una senda de subidas de forma gradual pero sostenida. Hasta dónde llegará dependerá de los datos macroeconómicos y cómo responda la economía al aumento de estos tipos de interés.
¿Son suficientes las medidas que se están tomando para paliar los efectos de las sanciones económicas a Rusia?
Javier García: Las medidas van en la buena dirección, en el sentido de que son temporales, para que no aumenten el déficit estructural, selectivas y encaminadas a ayudar a los más vulnerables. Es importante que se den ayudas directas especialmente a los sectores más afectados y que también se intente ayudar a las familias más vulnerables. Es deseable que se modulen dependiendo de cuánto dure la actual situación.
Es demasiado pronto para valorar el efecto de medidas como el tope del precio del gas, ya que se han vivido días especiales por la ola de calor. Va a estar vigente durante un año y esperamos que tenga un impacto, aunque no sea muy grande porque la inflación es un fenómeno que se está filtrando a toda la cesta de consumo. Eso sí, va a recortar algunas décimas al componente energético de la inflación.
¿Toda esta coyuntura mantiene el atractivo de la inversión en activos inmobiliarios respecto a otros vehículos?
Javier García: Ante toda la volatilidad de los mercados financieros y la incertidumbre, la demanda de la inversión podría aumentar y ser un activo refugio. Por otro lado, las subidas de los tipos de interés y el hecho de que con la escalada de la inflación la renta disponible de los consumidores en términos reales será menor, enfriará un poco esta demanda tan grande que estamos viendo en los últimos meses.
¿Los activos en retail pueden ser defensivos ante esta coyuntura?
Javier García: Las ventas de las tiendas y en el sector minorista están dando muestras más claras de recuperación. Parece que se retomarán los niveles de ventas y afluencias que se registraban antes de la pandemia a lo largo de 2022. Por ese lado, hay unas expectativas positivas para el sector. Especialmente, con el incremento de la inflación a corto plazo, es posible que los inversores acudan al segmento retail para refugiarse de esos aumentos. En ese sentido, parece que puede haber un repunte y que el panorama es relativamente positivo a pesar de la incertidumbre.
¿Cómo esperan que resista el consumo de los hogares ante esta inflación?
Javier García: El efecto del ahorro embalsado será menor porque ha perdido valor. Además, se acumula en sectores que pueden decidir ahorrarlo. La incertidumbre y el aumento de los precios afectará al consumo y para este año esperamos un crecimiento modesto en el mejor de los casos. Aun así, de cara a 2023 y 2024, el consumo debería ser uno de los grandes pilares del crecimiento económico. La clave es que resista bien y el mercado laboral incita al optimismo. Mientras la tasa de paro baje y la gente conserve sus ingresos, deberían establecerse unas bases sólidas de cara al año que viene. La confianza del consumidor bajó con fuerza en marzo después de la guerra, pero no ha retrocedido más. Parece que, a pesar de las adversidades, está aguantando mejor.
¿Qué tendencias muestran los datos de gastos con sus tarjetas bancarias?
Javier García: Los datos internos de tarjetas del primer trimestre fueron plenamente consistentes con la caída intertrimestral del consumo en términos reales que se observó. Estamos viendo una mejora en este segundo trimestre. Los datos apuntan a un mayor dinamismo del consumo de las familias.