Tras un periodo de incertidumbre global, el sector retail ha recuperado su atractivo para los inversores. Con un crecimiento económico sostenido y mayor confianza del consumidor, el panorama actual es altamente favorable para la inversión en retail.
En 2024, fue el tercer asset class con mayor crecimiento en volumen de inversión, solo por detrás de Living y Hoteles, con liquidez garantizada en las compraventas. La alta demanda de operadores ha dinamizado los alquileres, mientras nuevos retailers internacionales impulsan aún más la demanda y las rentas. Las ventas físicas mantienen un buen comportamiento, reafirmando el papel clave de las tiendas físicas. Este contexto ofrece a los inversores una amplia gama de activos según su perfil y apetito de riesgo, desde tickets pequeños y medianos para inversores privados, hasta grandes operaciones para fondos institucionales. Además, la gestión se adapta en función del tipo de activo: desde una más pasiva en locales o medianas comerciales, hasta una más activa en parques o centros comerciales.
Los contratos suelen firmarse con operadores de primer nivel y con obligados cumplimientos largos, lo que aporta estabilidad y garantía de cumplimiento. Además, están indexados al IPC, protegiendo al inversor frente a la inflación, clave en el actual entorno macroeconómico.
El contexto macroeconómico español también suma atractivo: el PIB nacional crece por encima de la media de la Zona Euro, situando a España como uno de los motores económicos del continente y foco de interés para operadores e inversores internacionales.
De cara a 2025, se espera que el retail consolide su posición como una de las clases de activo más seguras y rentables del sector. Apoyado en fundamentales sólidos, una economía en crecimiento y operadores en expansión, el sector ofrece al inversor un equilibrio perfecto entre rentabilidad, seguridad jurídica y potencial de revalorización, en un entorno cada vez más favorable.