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Arup lanza un decálogo para ayudar a la reconstrucción de las economías locales

Arup ha lanzado la guía Ten ideas for local authorities to help re-build economies after COVID-19 con el propósito de proporcionar soluciones prácticas que ayuden a los gobiernos locales a restablecer sus economías en la era Post Covid-19, tanto a corto como a medio y largo plazo.

Arup lanza un decálogo para ayudar a la reconstrucción de las economías locales

El análisis se basa en la experiencia adquirida por la compañía en situaciones sin precedentes como los disturbios de 2011 en Londres, el terremoto del mismo año en la isla neozelandesa de Christchurch y el huracán Sandy, que azotó Nueva York en 2012. Un know-how que la consultora de ingeniería aplica ahora en la elaboración de sus 10 propuestas para crear soluciones adaptadas a las necesidades locales que ofrezcan más apoyo económico, beneficios sociales y capacidad de recuperación si se adaptan al contexto local

Una es emplear este tiempo de incertidumbre para probar nuevas formas de hacer las cosas, desde consultas digitales hasta la distribución con drones. Otra cuestión es recopilar ideas innovadoras para resolver los problemas relacionados con la pandemia y para la era post pandémica. Hay que ofrecer a los trabajadores la posibilidad de formarse en nuevas competencias, especialmente a los desempleados y a los que están de excedencia.

Al mismo tiempo, Arup anima a tener preparadas las licitaciones para que los proyectos de gran envergadura que dependan de la inversión pública puedan ser ejecutados rápidamente. Tambié sugiere establecer un grupo de trabajo de recuperación de negocio que refuerce la oferta de ayuda existente a largo plazo.

Anima a conseguir que la gente vuelva a la ciudad. Esto consiste en fomentar que las personas vuelvan a utilizar un transporte sostenible y efectivo, promover sistemas de bicicletas compartidas gratuitas, crear zonas peatonales temporales y carriles bici con puntos de recarga eléctrica.

Es necesario reinventar las calles principales y establecer usos provisionales y replantearse el crecimiento económico: desarrollar una estrategia más inclusiva, resiliente y sostenible, así como repararse para ocasiones futuras y acabar con la brecha digital. Revisar las prioridades y establecer una estrategia a prueba de pandemias.

Las medidas adoptadas para frenar la propagación de la COVID-19 afectarán a algunas áreas de la economía en mayor medida que a otras. Según las previsiones, hostelería y restauración serán los sectores que más acusen sus efectos y, en consecuencia, sus estructuras de empleo son las que mayor riesgo corren de contribuir aún más a la recesión. La ayuda a estos mercados requerirá, por tanto, de enfoques específicos por parte de los ayuntamientos debido al gran número de personas a las que afecta y a que, junto con el comercio minorista, representan un factor clave en los centros de las ciudades, símbolo de buena salud económica y de los principales ejes de nuestra vida cotidiana.

Según la guía, el sector del transporte es otro de los más afectados ya que los operadores aéreos, ferroviarios y de autobuses, así como el servicio de metro, han visto desplomarse la demanda de servicios, afectando al empleo. Como consecuencia, las zonas de empleo en torno a algunos aeropuertos importantes, donde una gran parte de los ingresos familiares dependen del sector de la aviación, se exponen a la amenaza de una crisis económica duradera. Fabricación y construcción son otros de los sectores que están experimentando una disminución significativa de ingresos a medida que decrece el número de clientes. Asimismo, aquellas empresas que ofrecen servicios al sector turismo están apreciando las consecuencias de la pandemia y pueden tardar mucho tiempo en recuperarse.

En el otro lado de la balanza encontramos que algunas empresas e instituciones públicas han aumentado el número de personal y las horas de trabajo, entre ellas los proveedores de tecnología, las principales empresas de distribución online, los supermercados y los servicios de salud. En consecuencia, de cara al futuro, una cuestión importante será cómo deben o pueden pensar los organismos públicos sobre lo que sucederá si empiezan a reducir la plantilla, a medida que la economía empiece a volver a la normalidad.