La cerveza se deposita en unos tanques que contienen unos microorganismos específicos que la digieren, produciendo un gas de origen biológico: biogás. Posteriormente, una vez separado, el biogás es lavado y purificado y se utiliza como combustible en una instalación de cogeneración que produce electricidad 100 % de origen renovable.
“Uno de los ejes fundamentales de nuestra política de sostenibilidad medioambiental es la apuesta por la economía circular. Por ello, en lugar de generar un residuo de la cerveza recuperada, le estamos dando una segunda vida transformándola en energía de origen renovable, una medida que nos va a permitir reducir nuestra huella de carbono en unos 250.000 kg”, afirma Karen Peiró, maestra cervecera de la fábrica de Damm en El Prat de Llobregat. “Mediante este proceso, estimamos generar casi 670.000 kWh de electricidad, el equivalente al consumo medio mensual de unos 2.500 hogares españoles”, añade.
Esta iniciativa se suma a todas las que Damm lleva a cabo durante el proceso de elaboración, envasado y distribución de sus cervezas, que la han consolidado como una de las cinco empresas que más impulsan la economía circular en España, según el informe sobre economía circular elaborado por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada. Se destaca, entre otros datos, que el 99 % de las materias primas son valorizables y reincorporables a la cadena productiva.