El centro comercial lleva varios años realizando acciones de limpieza de playas para proteger y preservar el estado de las aguas mediterráneas en colaboración con los voluntarios de la zona. Asimismo, impulsa el reciclaje de plásticos con la instalación de máquinas de retorno de envases dentro del edificio, así como la reducción de consumo de plásticos de un solo uso en sus establecimientos. El merchandising es 100% libre de este material.
Por otra parte, cuenta con el espacio Mar de Jocs para los más pequeños, donde se promueve el cuidado y respeto del medio ambiente a través de diversas actividades. Además, Diagonal Mar colabora con el proyecto Silmar apadrinando una estación ubicada en la playa de la Mar Bella con la finalidad de estudiar el estado ecológico y de conservación de esta zona costera, así como el desarrollo de acciones para preservar el medio marino.
“Reforzamos nuestro compromiso con el propósito de sensibilizar a la comunidad local sobre la importancia de proteger el ecosistema marino con diversos proyectos que ya venimos realizando desde hace años. El mar da vida y debemos protegerlo. Queremos animar a que grandes y pequeñas empresas, así como público en general, se sumen a este proyecto, haciendo entre todo un cambio significativo por el medio ambiente”, señala Óscar Bermúdez, director de marketing del centro comercial.
El proyecto Silmar es un proyecto de la Fundación RAED que tiene el objetivo de divulgar y crear conciencia medio ambiental en favor de la protección y conservación activa de la naturaleza y de la sostenibilidad. La entidad ha creado una unidad de medio ambiente y ecología formada por un equipo multidisciplinario técnico de biólogos y ambientólogos, así como estudiantes universitarios en prácticas y voluntarios que buscan dar solución a los retos sostenibles del mundo y de la sociedad.
Este proyecto está formado por una red de estaciones marinas repartidas por diferentes zonas del Mediterráneo español (Cataluña, Baleares y Valencia) que son apadrinadas por empresas, ayuntamientos y grupos de voluntarios. En cada estación se aplican protocolos de estudio para conocer el estado medioambiental, su calidad ecológica y para valorar los riesgos a los que se enfrenta con el objetivo de actuar en pro de su conservación. De cada estación, se elabora un estudio anual que actualiza la información de valor, como el nivel de biodiversidad de la zona, los impactos que recibe como es la contaminación en general (microplásticos y microfibras), la presencia de especies invasoras, los efectos del cambio climático, entre otros.
El último informe Silmar de la playa de la Mar Bella analiza el estado general del entorno en un año marcado por la pandemia y la crisis sanitaria que obligó a la población a confinarse durante más de tres meses y posteriormente a desarrollar una mínima actividad social. Curiosamente, esta inactividad humana generó un silencio inusual en la naturaleza y, muy especialmente, en el mar. Una tranquilidad que hizo que especies marinas emblemáticas como delfines, calderones, tiburones recuperaran su espacio vital natural y se acercaran a las zonas costeras observándose con una frecuencia inusual cerca de la superficie en playas, costas, puertos y pueblos costeros.
“Esto demuestra que la naturaleza es capaz de recuperarse por sí sola si los seres humanos somos capaces de respetar su espacio vital. En este contexto, y a pesar del parón de la pandemia a nivel mundial, la huella ecológica del ser humano se ha mantenido prácticamente igual o incluso ha aumentado, manteniéndose entre 7,6 y 7,8 hectáreas/persona/año, un valor insostenible que debe hacernos reflexionar y actuar para asegurar nuestra supervivencia y la de las próximas generaciones”, explica Miquel Ventura, director del proyecto y biólogo marino.