La sesión ha sido moderada por Santiago Aguirre, presidente de Savills Aguirre Newman, y todos los ponentes han coincidido en que el COVID-19 va a generar un importante cambio en determinados segmentos inmobiliarios, en concreto, el logístico y el residencial se verán reforzados, mientras que si bien en el corto plazo hoteles y retail se verán más afectados, una vez la actividad vuelva a remontar, se estabilizarán.
Con respecto al segmento de oficinas, los expertos reunidos por Savills Aguirre Newman han apuntado que la vuelta al lugar de trabajo estará marcada por una relación mucho más reforzada con la tecnología, en la que el teletrabajo será el principal factor determinante de los cambios. En este sentido, prevén un nuevo planteamiento conceptual de las oficinas, con más tecnología en los edificios y mayor flexibilidad en espacio y tiempo de trabajo.
Por otro lado, los altos directivos han señalado que, tras la crisis, habrá una redefinición del contrato y la conciencia social con la empresa y el medio ambiente y prevén que las grandes compañías centren muchos de sus esfuerzos en proteger a los empleados. Además, se potenciará la integración vertical de la economía en el inmobiliario a fin de poder ofrecer los productos de manera más ágil.
En cuanto a focos de atracción de inversión de cara al próximo ciclo, la industria tech, el sector de la salud y el farmacéutico, algunas grandes marcas de consumo, junto a los ya mencionados segmentos de logística y residencial, serán los sectores más beneficiados de la crisis, aunque todos ellos tendrán que adaptarse y reinventarse de cara al nuevo ciclo.
Los expertos también han apuntado que las consecuencias del virus en Europa se han producido de manera asimétrica entre el norte y el sur en función de la magnitud con la que ha impactado, la gestión de la pandemia y las características demográficas, por lo que la recuperación del tejido empresarial e industrial de cada país será igualmente asimétrico.