La apertura al público de esta instalación supone el primer hito del nuevo Garbera, que culmina así la primera fase de su proyecto de transformación. Cuando se complete todo el proceso de ampliación, los clientes contarán con 2.200 plazas subterráneas y 1.400 en superficie, lo que hace un total de 3.600.
El nuevo parking cubierto está concebido con tecnología ‘smart-parking’, por lo que en un futuro próximo contará con los últimos avances, que redundarán, asimismo, en una reducción de energía y de emisiones de CO2. Entre otras funcionalidades, dispondrá de guiado para identificar la localización de plazas libres, facilitando la circulación y el aparcamiento.
La seguridad ha sido otra de las prioridades en la construcción de este nuevo emplazamiento que dispone, por ejemplo, de un sistema de ventilación único y novedoso en Gipuzkoa, que elimina los clásicos conductos metálicos y genera mediante ventiladores unos flujos de aire para eliminar el humo en caso de incendio. También incorpora innovaciones en la gestión de los accesos, así com plazas más anchas y con más altura de lo habitual, a lo que hay que sumar la instalación de ascensores en los dos niveles con los que cuenta el parking.
Desde el centro se ha optado por este tipo de infraestructura por su menor impacto visual e integración espacial en su entorno natural, ya que deja un espacio libre mucho mayor en superficie, lo que permitirá disfrutar más de la propia arquitectura del complejo y de los espacios que lo rodean. Así, el nuevo parking cumple con todos los estándares de sostenibilidad y cuenta con el Certificado BREEAM Excelent.
“Creemos que era la mejor opción para facilitar la llegada de nuestros usuarios, sobre todo, en días de lluvia”, afirma Nuria Vegas, directora del centro. Con el objetivo de facilitar el tránsito de vehículos, durante los primeros días desde su apertura agentes de tráfico y azafatas guiarán a los clientes.
Durante estos 15 meses en los que se han desarrollado los trabajos, el centro ha funcionado con total normalidad, garantizando siempre el acceso a los servicios y comercios del centro, incluso durante el confinamiento. Con el objetivo de minimizar lo máximo posible el impacto de estas obras de gran calado, se procedió a la instalación de un parking en silo con 850 plazas en dos alturas y un amplio ascensor para poder transportar los carros entre los dos niveles. Además, se planificó el tráfico para que los camiones no coincidieran con los vehículos de los clientes y se contrató a agentes de tráfico para ayudar en la circulación.
El parking en silo, desmontable y reutilizable y, por lo tanto, sostenible, se mantendrá hasta que finalicen las obras del 40 % restante del parking cubierto.