Con esta nueva certificación de BREEAM En Uso, el centro comercial ha conseguido la calificación de “Excelente” en el apartado que evalúa los elementos constructivos del edificio. En cuanto a la gestión de políticas y procedimientos, ha obtenido la calificación de “Excepcional”, situándose así en la primera posición del ranking de centros comerciales que han alcanzado esta calificación.
Para lograr y conservar el reconocimiento es imprescindible proporcionar información sobre la gestión y comportamiento ambiental del edificio, además de promover nuevos objetivos de sostenibilidad y propiciar que se incorporen nuevas prácticas. Aumenta significativamente el valor del activo, cuyos costes de mantenimiento y operación se han logrado reducir, minimizando el impacto ambiental.
Las diferentes medidas llevadas a cabo en el último año le han llevado a mejorar en todas las categorías de la metodología BREEAM (salud y bienestar, agua, energía, transporte, materiales, residuos, uso del suelo y ecología y contaminación), traduciéndose en una reducción de 530.243 kg en las emisiones de CO2.
En 2018, el consumo energético se ha reducido en 815.756 kWh, mediante la monitorización de consumos, temperaturas y horarios, la revisión de los protocolos de funcionamiento y de la estanqueidad del edificio, el uso de free-cooling directo en climatización y la sustitución de toda la iluminación del centro a tecnología led. Se han adoptado, además, medidas para minimizar la contaminación lumínica del alumbrado exterior y se han llevado a cabo estudios de ecología y un plan de biodiversidad.
Otra de las señas de identidad de Islazul, su cubierta transparente de ETFE, permite la entrada de luz natural con una estructura liviana, que consigue transmitir la sensación de espacio exterior. Este material minimiza el consumo energético actuando como un aislante durante el invierno y maximizando la entrada de luz natural durante todo el año. Por otra parte, el centro también cuenta con un jardín vertical con más de 300 metros cuadrados, que reduce la necesidad de riego y respeta la flora autóctona, a la vez que purifica el aire, reduce la temperatura ambiente y promueve la biodiversidad.
En cuanto al ahorro de agua, se ha logrado reducir su consumo en un 10% gracias al reemplazo de varias de las instalaciones sanitarias por otras de bajo consumo: urinarios sin agua, inodoros de menos de cuatro litros de descarga y grifería de bajo caudal, además de la reutilización de aguas grises y aguas de lluvia.