Entre las medidas puestas en marcha cabe destacar la primera que se tomó a mediados del mes de febrero por el cual se realizaba un sistema de filtrado por preguntas al personal y familias. Luego, según se fue agravando la epidemia se aplicó otras medidas como la suspensión de la entrada de personas ajenas a la propia actividad, la reducción del número de personas que pueden coincidir en las zonas comunes de las casas –hoy algunas de ellas ya zonas cerradas-, cancelación de las actividades realizadas por empresas, voluntarios y el staff, así como de cualquier tipo de actividad de captación de fondos, la ampliación de la distancia de seguridad entre las personas, un sistema de trabajo por turnos para que el personal de staff no coincida y minimizar el riesgo de contagios, la ampliación de las medidas de seguridad e higiene y la información regular a las familias.
Todas estas medidas se adoptan en coordinación con las autoridades sanitarias locales, los hospitales de referencia, el Ministerio de Sanidad y los servicios de salud de las comunidades autónomas, así como siguiendo las directrices que desde nuestra Fundación Internacional nos indican.
Las Casas Ronald McDonald no son centros de salud y no están equipadas con material medicalizado para proporcionar atención directa a las familias y sus hijos, ya que el objetivo es que estos espacios fueran “Un Hogar fuera de su Hogar” y con ese concepto se crearon.
Por eso, el principal objetivo de la Fundación es reducir el riesgo de contagio por COVID-19. Para evitarlo, las dos Salas Familiares Ronald McDonald de España suspendieron sus actividades para cumplir con los requisitos de mantenimiento de distancia mínima entre personas, en lugares tan sensibles como las unidades de pediatría y/o servicios de neonatología. Esta decisión ha sido replicada a nivel internacional y hoy las más de 260 Salas Familiares que hay en todo el mundo están temporalmente cerradas.
Por su parte, las cuatro Casas de España siguen ofreciendo alojamiento a familias en situaciones muy complicadas, pero cumpliendo las normas de prevención dictadas, entre las que destaca el mantenimiento de las distancias sociales. Actualmente las familias deben permanecer aisladas en sus habitaciones y utilizar las zonas comunes imprescindibles (cocina y lavandería) por turnos en los que es preferible no coincidan. Además, teniendo en cuenta que muchos de los niños enfermos, por las terapias que deben seguir, se encuentran con las defensas muy bajas, la Fundación ha decidido dedicar habitaciones para su uso en caso de contagio como lugares donde aislar a aquellas familias o personas que den positivo al test por COVID-19.
Asimismo, la Fundación cuenta con un plan de contingencia ante posibles bajas del personal, que permite formar a voluntarios de muy diversas procedencias para que ante esta eventualidad puedan realizar servicios en las Casas que permitan seguir ofreciendo ayuda a las familias.