Así se desprende el estudio "True-Luxury Global Consumer Insight 2020", donde las estimaciones pre-COVID para el mercado de la moda y el lujo tenían una trayectoria positiva, si bien la crisis ha ralentizado una década de crecimiento en todas las categorías.
Además, el "Informe anual sobre tendencias globales de consumo 2021", publicado por Coresight Research, considera que el sector del lujo será uno de los que mejor se recuperará tras la pandemia. El compromiso con la sostenibilidad, la inclusividad y el lujo en las operaciones comerciales son algunos de los ejes sobre los que pivotará el consumo global estos próximos años según las conclusiones a las que ha llegado la consultora.
La industria de la moda se transforma para adaptarse al entorno, al cliente y al sector que deja la COVID-19. En este sentido, las marcas empiezan a centrarse en la sostenibilidad, dando mayor opción a la moda de calidad y “slow fashion”. Un 79% de los consumidores está cambiando sus preferencias de compra basándose en estándares de sostenibilidad, según datos publicados por Capgemini. De es forma, se evidencia que la Covid-19 ha incrementado aún más la conciencia social y su impacto en las compras.
Por otra parte, el teletrabajo ha afectado a la demanda de moda, ya que pasar más tiempo en casa, principalmente trabajando, lleva consigo una reducción de su consumo. Aunque se prevé un rebote en la economía y un repunte del consumo de moda por la demanda contenida, lo cierto es que muchas de las ventas son ya perdidas porque algunos consumidores se han desenganchado del sector. Así, el gasto en ropa podría desacelerarse aún más a medida que los consumidores repartan el gasto en otras categorías.
Cómo debe adaptarse la industria
Tanto en moda como en el conjunto de sectores se desconoce cómo se comportará el consumidor una vez se pueda hacer vida normal, o en la “nueva normalidad”. Maud Berthelod y Cristina Proença, coordinadoras del itinerario Fashion & Luxury del Bachelor in Management de TBS en Barcelona explican que la pandemia ha borrado la estrategia de empujar el producto y ahora hay que ser muy selectivo en lo que se produce y se ofrece en las tiendas. La flexibilidad será una de las características que marcará la configuración de las nuevas cadenas de suministro.
Otro cambio es que el consumidor alternará la realidad física y la online en un mismo proceso de compra, en función de sus necesidades y de la seguridad que le aporten las marcas. El auge del online, la importancia de la omnicanalidad y una supply chain más flexible y ágil son algunos de los cambios que la crisis sanitaria ha introducido en el sector. En este sentido, se apunta a que el crecimiento del el e-commerce se ha desplazado al centro de la distribución de las empresas a través de la integración de stocks online y offline.