Esta es una de las conclusiones que el Chief Economist and Global Head of Research de Cushman & Wakefield, Kevin Thorpe, dio a conocer en la conferencia online "COVID-19: Implications for Real Estate Investors and Occupiers".
Hay varios indicadores económicos que muestran signos de la probable recesión. Los datos de Oxford Economics muestran que el Producto Interior Bruto mundial debería caer significativamente, y Europa no será la excepción.
No obstante, para Kevin Thorpe, "esto no será una recesión como la de 2001, ni como la de 2008, sino que se encuentra en algún lugar entre las dos" en términos de costes económicos y añadió que el segundo trimestre de este año será "feo".
Las operaciones de compra deberían caer entre 30 % y 40 % este año, según el consultor, pero no todos los segmentos del sector inmobiliario reaccionarán de la misma manera a esta crisis. Según Cushman & Wakefield, el sector hotelero, que vio caer su tasa de ocupación alrededor del 70 % en todo el mundo, es el más vulnerable, seguido del retail, al sufrir una interrupción masiva de su actividad debido al distanciamiento social impuesto por los gobiernos.
Entre los segmentos más resistentes se encuentran la logística, que incluso se beneficia de un cambio "fuerte" en el e-commerce y los centros de datos. Luego están aquellos segmentos que tienen cierta capacidad de recuperación, pero no son inmunes, como el segmento de vivienda, que tuvo "grandes pausas en la venta de viviendas" y el segmento de oficina.
El presidente de Capital Markets en Cushman & Wakefield, Doug Harmon, alertó sobre los impactos en segmentos alternativos como la vivienda estudiantil, el coliving y el coworking.
La forma en que los inversores aborden la pandemia producida por el COVID-19 podría determinar el futuro de la situación económica actual, que está llena de incertidumbre.
El director ejecutivo de Global Capital Markets & Investor Services, presidente de EMEA en Cushman & Wakefield, Carlo Barel di Sant'Albano, reveló que los inversores deberían responder a la crisis actual de acuerdo con tres fases bien definidas.
En primer lugar, la comunicación eficiente no solo con los trabajadores, sino también con los ocupantes del edificio, debe ser asegurada por los inversores para que haya más protección para todas las partes. Luego, debe haber una gestión y mitigación de riesgos, tomando decisiones sobre las transacciones activas y, por otro lado, adaptando y evaluando la cartera actual. Por último, determinar el perfil de riesgo y evaluar activamente la estrategia de inversión. Lo que podría ser determinante, alertó Carlo Barel di Sant'Albano, será "el momento adecuado para que se active cada una de estas etapas".
Los gobiernos mundiales y el Banco Mundial también han creado respuestas a la crisis actual, con restricciones a la circulación y el apoyo a las empresas y a la economía de cada país. Los resultados positivos de estas medidas de contención llevadas a cabo en la región de Asia y el Pacífico son un aire fresco para las predicciones a medio plazo, trayendo "esperanza" de llevar a cabo una "recuperación sólida a nivel mundial" de cara a 2021.