La solicitud de crédito a través de préstamos y tarjetas de pago aplazado ha experimentado un crecimiento muy pronunciado en los últimos años. A excepción de 2018 –año en el que la nueva normativa internacional contable sobre instrumentos financieros pudo lastrar, sobre todo, la concesión de crédito mediante tarjetas-, durante los últimos cuatro ejercicios la concesión de crédito ha experimentado un crecimiento de doble dígito y ya el año pasado se superó la barrera de los 15.000 millones de euros.
“Lo preocupante de estos datos reside, fundamentalmente, en la forma elegida por la mayoría de los consumidores para disponer de crédito. Las tarjetas con pago aplazado han ganado históricamente a los préstamos personales como forma de financiación preferida y, aunque la proporción entre unos y otros se ha ido reduciendo progresivamente, solo en 2019 la cantidad de crédito concedida mediante plásticos quintuplicaba a la facilitada mediante préstamos, con 12.456 millones de las primeras, frente a 2.786 millones de los segundos. Lo que el consumidor no siempre parece tener claro es que financiarse con tarjetas de pago aplazado es mucho más caro que hacerlo con un préstamo personal. Así, el Tipo de Interés Nominal (TIN) medio de las tarjetas de crédito se sitúa en el 17,7 %, aunque puede llegar a dispararse hasta el 24% en las opciones más caras. En cambio, los préstamos personales tienen un interés medio del 7,16 %, una cifra que se reduce aún más con alternativas como los adelantos de nómina (6,48 % TIN medio)”, destaca Estefanía González, portavoz de finanzas personales de Kelisto.es.
En la práctica, el coste medio de financiar los gastos de la cuesta de enero se situaría en el 29,21 euros por persona, lo que equivale a una TAE (Tasa Anual Equivalente) del 15,001%, teniendo en cuenta una cantidad financiada media de 378,63 euros a 12 meses. Ahora bien, el coste puede ser muy diferente dependiendo de la opción elegida por el consumidor. Así, mientras que con un préstamo personal –la alternativa más barata- la TAE se situaría en el 8,49%, con una tarjeta de crédito con vinculación bancaria –la más cara- habría que pagar más del doble: un 19,96% TAE.