“Abrimos nuestra primera cafetería en diciembre de 2019, meses antes de que llegase una pandemia para ponernos a prueba. Aguantamos como pudimos estos dos años y ahora, gracias a la dedicación, constancia y esfuerzo, podemos arriesgar y seguir por el barrio”, explica Hebe Ji, gerente de Trigoolas.
“En el contexto actual, el segmento de la hostelería necesita ubicarse en calles peatonales y a ser posible con terraza, para satisfacer las necesidades sociosanitarias que la COVID-19 ha generado en el cliente. Por ese motivo, muchos establecimientos de este tipo han apostado por calles colindantes a las principales zonas comerciales de Barcelona”, Ángela Sánchez, directora de retail de Laborde Marcet.
“Las cafeterías Trigoolas apuestan por un espacio pequeño, honesto y lleno de energía positiva que muy pronto ha conseguido conectar con mucha gente que buscaba un lugar así”, explica su propietaria. La proximidad de la gente del barrio y una buena ubicación se convertirán en la formula perfecta para el éxito de la compañía en Barcelona. En este contexto, desde la cafetería aseguran que tienen planeada una nueva apertura de cara a 2022.