La iniciativa se basa en materiales reciclados y ecológicos, tecnología de vanguardia para la gestión de la energía, así como prendas que se caracterizan por su alto rendimiento en materia de sostenibilidad.
El establecimiento se distribuye en 160 metros cuadrados. El suelo está construido con grava del río Piave y restos de madera de las hayas derribadas por la tormenta Vaia. Por su parte, las paredes están tratadas con pintura mineral. Los interiores se han realizado con nuevos materiales creados a partir de la integración de residuos de la industria textil. Los botones usados se convierten en plataformas y bases de los expositores. Además, la lana reciclada compone diseños y decoraciones y el rossino, elaborado con fibras textiles mixtas recicladas, da vida a estanterías, expositores y maniquíes.
El consumo de energía se ha reducido en un 20% en comparación con el de una tienda estándar. Esto se debe a la puesta en marcha de una tecnología que permite maximizar la eficiencia energética y gestionar los sistemas en función de la afluencia de personas. Los escaparates también están equipados con pantallas led transparentes de bajo impacto medioambiental.
Por último también son sostenibles las colecciones propuestas, con prendas fabricadas en algodón orgánico, reciclado o BCI (Better Cotton Initiative), nailon regenerado y fibras naturales. La misma tecnología verde se aplica a las bolsas de algodón orgánico, lavables y reciclables, o bien de papel procedente de bosques FSC (Forest Stewardship Council).