A principios de agosto, la empresa de origen británico WILKO se declaraba en suspensión de pagos. Ahora, la cadena de tiendas de descuento especializada en artículos de ferretería y para el hogar se ve abocada a cerrar la mayoría de sus tiendas y despedir a miles de trabajadores en las próximas semanas, al no haber conseguido encontrar un comprador para el conjunto del grupo.
Desde el sindicato GMB Union apuntan que "la mayoría de las tiendas Wilko cerrará en pocas semanas después de que fracasara una compra del minorista". Después de reunirse con los administradores designados de la empresa, los portavoces del sindicato han declarado que si bien es posible que algunas tiendas sean compradas, ya sea individualmente o como parte de paquetes más grandes, es de esperar que se produzcan pérdidas importantes de empleos en las tiendas y en los call center.
Andy Prendergast, secretario nacional de GMB, señaló que los administradores de Wilko reconocen que no hay perspectivas de que la mayor parte de esta empresa familiar pueda salvarse, y en este sentido afirmó que "GMB Union continuará apoyando a nuestros miembros durante este proceso y luchará garantizar que sean consultados según la ley y reciban cada penique al que tienen derecho"
De su lado, en declaraciones recogidas por la cadena ITV, los administradores de Wilko admitieron que, a pesar de seguir manteniendo conversaciones con los interesados en comprar partes del negocio, "está claro que la naturaleza de este interés no se centra en. todo el grupo", por lo que asumen que "es probable que haya despidos y cierres de tiendas en el futuro".
En este sentido, a pesar de la creciente incertidumbre, los administradores de Wilko subrayaron que todas las tiendas permanecerán abiertas, continuarán operando y se seguirá pagando al personal, añadiendo que, "contrariamente a lo que se especula, actualmente no hay planes de cerrar ninguna tienda la próxima semana".
Wilko anunció el pasado 8 de agosto que se declaraba en suspensión de pagos, después de que no fructificasen los esfuerzos de la compañía para encontrar algún comprador, lo que deja en el aire unos 12.500 puestos de trabajo.
"No dejamos piedra sin remover cuando se trataba de preservar este increible negocio, pero debemos admitir que, con pesar, no tenemos más remedio que tomar la difícil decisión de entrar en administración", anunciaba el entonces consejero delegado de la empresa, Mark Jackson.
La cadena, cuyos orígenes se remontan a una ferretería en Leicester en 1930, se convierte así en una de las mayores víctimas del impacto en el consumo de la subida de los coste de la vida y del encarecimiento del crédito tras 14 subidas consecutivas de los tipos de interés en Reino Unido desde diciembre de 2021.