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“La rehabilitación es una oportunidad para redefinir la relación entre el centro comercial y la ciudad”

Caterina Memeo, socia del despacho L35, reivindica el papel del diseño arquitectónico en los procesos de transformación, con intervenciones que favorezcan una mayor apertura urbana, integren nuevos usos y optimicen la eficiencia energética.

“La rehabilitación es una oportunidad para redefinir la relación entre el centro comercial y la ciudad”

La participación de Caterina Memeo, socia del despacho de arquitectura L35, en el desayuno editorial organizado por la revista Centros Comerciales sobre reposicionamiento y rehabilitación, puso de relieve el papel esencial que desempeña el diseño en los procesos de transformación de este tipo de activos. En su intervención, la arquitecta señaló que una rehabilitación exitosa “parte de un buen diseño”, y destacó la importancia de crear espacios más abiertos, con abundante luz natural y zonas de descanso amplias que respondan a las preferencias actuales de los consumidores.

En este sentido, el centro comercial se presenta como una tipología en evolución, que debe adaptarse a un entorno urbano en constante cambio. Memeo recordó que muchos de estos complejos nacieron en los años 80 siguiendo un modelo importado, implantado en los extrarradios, y que hoy se ven envueltos por el crecimiento de la ciudad. Este contexto plantea la necesidad de una mayor abertura de los centros a la urbe, en línea con propuestas que favorezcan un sistema de transporte más alternativo y sostenible, así como una arquitectura de autor con espacios más flexibles.



Palanca de transformación urbana y social

Esta visión ya se ha trasladado a la práctica en proyectos como la reforma integral del centro comercial La Vaguada, en Madrid, concluida en julio de 2024. La actuación, con una inversión de 16 millones de euros, reinterpretó el legado de César Manrique, autor del proyecto original, mediante una arquitectura más permeable, con nuevos accesos, zonas verdes y una organización interior que facilita el tránsito y la estancia. Como explicó Sergio Limones, director técnico del centro, se trató de una transformación que mantuvo el carácter simbólico del activo y su rol como espacio de encuentro vecinal.

Una afirmación que también compartió durante el encuentro Pablo Párraga, de BNP Paribas Real Estate, quien subrayó la importancia de actuar sobre el activo desde una visión integral, reforzando al mismo tiempo su integración urbana y su sostenibilidad.

A diferencia de La Vaguada, cuyo rediseño parte de una fuerte vinculación con el tejido barrial consolidado, el proyecto de reposicionamiento del espacio comercial de Torre Sevilla responde a una necesidad distinta: vertebrar un complejo de usos mixtos en un entorno urbano que históricamente había permanecido más desconectado. En este caso, L35 introdujo elementos paisajísticos y sensoriales, vegetación, zonas de sombra, plaza ajardinada, para transformar el entorno inmediato del rascacielos en una nueva área pública de convivencia. Esta actuación mejoró la experiencia de los usuarios y abrió el complejo a su entorno, potenciando también la conexión con barrios como Triana o la zona histórica de la ciudad, generando una transición más fluida entre distintas partes de Sevilla.

Diseño emocional y experiencia del usuario en el retail físico

El diseño arquitectónico de los espacios comerciales ha incorporado una dimensión sensorial y emocional que refuerza el vínculo entre el centro y sus visitantes. Como explicó Caterina Memeo, “proyectamos espacios para las personas que van a habitarlos o disfrutarlos”, lo que implica no solo responder a necesidades funcionales, sino también generar bienestar y conexión emocional.

Esta filosofía se traduce en entornos que provocan sensaciones positivas a través de la luz natural, materiales cálidos, vegetación, zonas de descanso amplias y circulación fluida. En los proyectos recientes de L35, esta aproximación se ha materializado en intervenciones que priorizan el confort, la habitabilidad y una experiencia de visita más humana.

Este enfoque ha sido clave en actuaciones como La Vaguada, donde la reforma finalizada en 2024 mantuvo el espíritu de parque urbano mediante un rediseño que potencia la conexión visual con el exterior, introduce nuevos elementos naturales y reorganiza las áreas estanciales para mejorar la habitabilidad y reforzar su papel como punto de encuentro local.

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En el caso de Torre Sevilla, la remodelación ha incorporado recursos multisensoriales como zonas sombreadas, vegetación, iluminación ambiental y recorridos más amables, generando un entorno más humano y acogedor. Se busca que la visita no sea únicamente funcional, sino también placentera, creando una atmósfera de tranquilidad en la que los usuarios se sientan cómodos y conectados con el espacio.

Este mismo principio ha guiado la ampliación de Sevilla Fashion Outlet, donde L35 ha diseñado una nueva galería con lucernarios que evitan la radiación solar directa pero maximizan la entrada de luz natural, y una envolvente cerámica que aporta carácter y coherencia visual. El uso de vegetación decorativa y una cuidada iluminación refuerzan la estética del conjunto y elevan la experiencia de compra. Además, el centro ha obtenido la certificación BREEAM Excelente, incorpora sistemas de reutilización de agua y genera el 50% de su energía eléctrica mediante paneles fotovoltaicos.

En una línea similar, el centro comercial Maremagnum, en Barcelona, ha sido objeto de una renovación integral impulsada por L35 y Klépierre, con especial atención al confort climático. La intervención, finalizada en 2024, introdujo soluciones como cubiertas tipo cool roof para reducir el efecto isla de calor y tecnologías constructivas eficientes que mejoran la experiencia de los visitantes en un entorno abierto al mar.

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Otro ejemplo significativo es Heron Diversia, donde se ha proyectado un jardín de 2.500 m2 con arbolado, zonas de sombra y espacios para el juego y el descanso, transformando el entorno en un punto de encuentro familiar. La remodelación también contempla una actualización del mix comercial y una oferta gastronómica más variada, todo ello en un espacio diseñado para favorecer la convivencia y el ocio al aire libre.

El diseño emocional también se apoya en soluciones tecnológicas orientadas a mejorar la usabilidad y personalización de la experiencia. Directorios interactivos, iluminación LED adaptable, sistemas de climatización eficientes o innovaciones constructivas que minimizan molestias durante las obras son ya parte habitual en las actuaciones de L35. Asimismo, el diseño actual contempla una arquitectura versátil, pensada para integrar usos mixtos como coworking, restauración especializada, cultura o deporte.

Inspirado en el sector de la hospitalidad, este modelo busca convertir los centros comerciales en espacios de vida integrales. Como apuntan desde L35, “cada vez son más importantes estos nuevos usos para adaptar el centro a la evolución de la sociedad… ahora puedes incluso trabajar desde un centro comercial”. La incorporación de estos servicios amplía los motivos de visita y prolonga el tiempo de permanencia, reforzando el valor del canal físico frente al digital.

En conjunto, el diseño emocional aplicado al retail no es una cuestión estética, sino una estrategia estructural que sitúa a las personas en el centro de la arquitectura, elevando el valor del espacio comercial como entorno urbano, social y experiencial.


Regeneración urbana y nuevos vínculos entre ciudad y comercio

El reposicionamiento de los espacios comerciales ya no puede abordarse como una simple modernización estética o funcional: requiere una reflexión más profunda sobre su relación con el entorno urbano. Tal como se evidenció en el desayuno editorial, existe un consenso creciente en torno a la necesidad de integrar estos activos en la estructura de la ciudad, en coherencia con los principios de sostenibilidad, conectividad y cohesión social.

En este escenario, el papel del diseño arquitectónico es clave. No se trata solo de reconfigurar el espacio interior, sino de activar su potencial como lugar de encuentro, como conector urbano y como pieza integrada del paisaje construido. La arquitectura debe contribuir a disolver las fronteras físicas y simbólicas que durante décadas aislaron a muchos centros comerciales, abriendo paso a una nueva generación de espacios permeables, accesibles y conectados con los flujos de la ciudad.

desayunos editoriales aecc

Durante el encuentro, Andrés Candela, de Hogan Lovells, subrayó también la urgencia de avanzar hacia marcos normativos más flexibles, que permitan incorporar nuevos usos, facilitar la transformación de suelos y fomentar la regeneración de áreas urbanas infrautilizadas. Esta flexibilidad resulta esencial para repensar los centros no solo como puntos de consumo, sino como infraestructuras urbanas capaces de acoger múltiples funciones: cultura, salud, deporte, educación, trabajo o administración pública.

El diseño, en este contexto, deja de ser una etapa final para convertirse en una herramienta estratégica. Como señaló Caterina Memeo en el desayuno editorial sobre la nueva vida de los centros comerciales, la labor del arquitecto va más allá de la respuesta al cliente: implica anticipar escenarios futuros, imaginar formas de habitar y articular espacios que respondan a los desafíos urbanos, climáticos y sociales del presente. Desde esta perspectiva, la rehabilitación de centros comerciales representa una oportunidad no solo para actualizar un activo, sino para redefinir su papel en la ciudad y generar un impacto transformador que trascienda sus límites físicos.