Tras varios años de letargo, las previsiones y algunas operaciones ya cerradas apuntan a que este año se reactivarán las transacciones en el sector de centros comerciales. Sin embargo, el hecho de que durante estos años no haya habido grandes operaciones (aunque sí que se han registrado compraventas de hipermercados y parques comerciales) no debe hacernos olvidar que sí que ha habido una fuerte inversión. Propietarios y retailers han destinado capital tanto a mejorar la sostenibilidad y la eficiencia de los centros comerciales como a adaptarlos a las nuevas necesidades de los clientes.
Gracias a las inversiones realizadas en este periodo, los centros comerciales han evolucionado, incorporando tecnologías emergentes y convirtiéndose en un activo más flexible, una característica clave en un mundo que cada vez evoluciona más rápido. Además, estos años han confirmado que la omnicanalidad y la convivencia de comercio online y físico está completamente aceptada por parte de todos los agentes del mercado, dando la puntilla al tan manido apocalipsis del retail físico. Todo ello unido al buen trabajo del sector ha repercutido de forma positiva en unos KPIs operacionales que gozan de muy buena salud, lo que ha revitalizado el interés inversor.
Además, a nivel financiero confluyen dos circunstancias que estimulan el apetito inversor. Por un lado, el mercado descuenta bajadas importantes de los tipos de interés en los próximos 12-18 meses (lo que impulsa la demanda) y, al mismo tiempo, hay una prima interesante por invertir en este tipo de activo, lo que realza su atractivo. Eso sí, lo que el inversor ya ha aprendido y no debe olvidar es que embarcarse en este tipo de activo requiere de un know how de gestión muy especializado para poder obtener la rentabilidad esperada.