Es por ello que nuestros centros comerciales han sufrido una profunda transformación, pasando de ser meros espacios a los que acudir en busca de necesidades concretas para convertirse en auténticos “generadores de experiencias”. Esto viene de la mano de la omnicanalidad, que adapta los puntos de venta físicos a la demanda de un cliente multipantalla y multidispositivo al que se llega gracias a una comunicación multicanal.
Pero la omnicanalidad no solo se basa en facilitar la experiencia del cliente, sino también la labor del comerciante. Por eso, desde Carmila, ofrecemos apoyo a los operadores físicos para que puedan completar su proceso de digitalización, de la misma manera que resulta necesario apoyar a los e-comerciantes para que sean capaces de trasladar su comercio online a un espacio físico en el que poder explotar al máximo sus posibilidades.