Pero hasta aquí, solo estamos hablando de sistemas de digital signage que muestran contenido. ¿Qué sucede si, además, dotamos al sistema de cámaras que puedan detectar si las personas que se encuentran en un establecimiento son mujeres u hombres, si llevan o no mascarilla o incluso qué edad tienen? ¿Qué sucede si, además, dotamos al sistema de sensores que permitan controlar el aforo o saber cuál es el recorrido de los clientes en una tienda? ¿Qué sucede si al sistema de digital signage incorporamos pantallas táctiles a disposición de los clientes de una superficie comercial? ¿Y qué sucede si se integra el sistema con un ERP u otros sistemas de gestión del retailer? Sucede que un sistema de digital signage se convierte en el medio que permite digitalizar completamente un espacio físico. Esta digitalización ya no solo es un sistema que incluye un display mostrando promociones, ahora es un sistema que como si de una página web se tratase, permite que el contenido se adapte a las personas que lo visualizan y lo que es aún más valioso para el retailer: permite medir la efectividad de las campañas.
Con todo este arsenal tecnológico podemos diseñar un completo circuito de comunicación e interacción que siga el customer journey en cada comercio.
Ahora, la comunicación puede ser bidireccional y medible. El monólogo pasa a ser diálogo y se puede escuchar mejor a los clientes. Y cuando un retailer escucha a sus clientes, el camino de la recuperación está asegurado.