Desde la aparición del primer centro comercial en España, hace más de 40 años, el sector ha experimentado una evolución que ha ido del modelo americano de gran superficie en la periferia con la alimentación como eje principal, hasta los espacios de experiencias donde se mezclan compras, ocio, cultura y diversión.
Los espacios comerciales se están adaptando a los cambios de la sociedad en lo que a valores como el compromiso ambiental y los avances tecnológicos se refiere. Esto ha impulsado las políticas de ESG en la gestión de los centros, que involucran a la comunidad local en acciones sociales y ambientales. Desde el ángulo tecnológico, los centros han incorporado herramientas y formatos digitales para que el visitante interactúe con los contenidos propuestos por cada activo.
Más allá de esta evolución, encontramos la del propio visitante que busca una experiencia de beneficio personal. Así, a la clásica oferta de restauración, cine y bolera, se suma la gamificación a través de pantallas de gran formato, que permiten interactuar con exposiciones y contenidos extra a través de códigos QR o la incorporación de la realidad virtual o espacios de e-sport. También los playgrounds se han transformado para ofrecer a los niños experiencias diferenciales que solo pueden encontrar en estos centros comerciales, entremezclando lo digital con lo físico, con toboganes que unen plantas del edificio, tirolinas, rocódromos o colgantes aéreos donde se combina lo lúdico con el ejercicio físico.
Está claro que la evolución pasa por la transformación y la adaptación a las nuevas necesidades de nuestros clientes, por lo que el foco principal tiene que estar en satisfacer y sorprender a todos nuestros visitantes. Cada día tiene que ser una experiencia diferente.