Después de la COVID-19 los hábitos, preferencias y criterios de compra han cambiado. Y esta nueva situación viene para quedarse. Ahora cohabitan diversas formas de consumir que combinan la forma más tradicional con la nueva era digital.
Este fenómeno de cambios afecta a todos los ámbitos, financiero, político y social que, junto con la crisis ambiental de los últimos años y el desarrollo masivo de tecnologías, ha provocado los cambios principales en la vida y comportamiento del consumidor. En esta situación los profesionales del retail debemos trabajar para minimizar el impacto de estos cambios sobre el cliente, optimizando procesos mientras avanzamos en el camino de la sostenibilidad. Es el momento de rediseñar estrategias e incluso nuestro posicionamiento.
Ahora más que nunca el consumidor es el rey, quiere comprar cuando quiera, lo que quiera y donde quiera, con un servicio diseñado para cubrir cualquier necesidad inmediata.
Y este es nuestro reto, cualquier retailer tiene que establecer y combinar estrategias múltiples y transversales para el canal físico y online.
Por un lado, dotar de sentido y vida a nuestras tiendas mientras nos esforzamos para ofrecer compras online completas y seguras. Por suerte, contamos con todo un abanico de tecnología para alcanzar este objetivo y poner a disposición del cliente en cualquier sitio toda nuestra propuesta de valor creando una experiencia de compra gratificante.
En nuestra agenda la combinación perfecta es trabajar acciones comunes para los dos canales adaptándolas a las características propias de cada uno. El cliente es único y el resultado final debe ser un cliente más satisfecho y donde cada contacto con la marca sume.