Las marcas han de ser capaces de crear vínculos emocionales y lograr que los clientes se conviertan en embajadores de estas. El consumidor está mejor informado que nunca, es plenamente consciente de su poder de compra y exige experiencias gratificantes. De otro modo no se moverá de su silla.
La omnicanalidad ha llegado para quedarse. El crecimiento tecnológico experimentado y el auge de las redes sociales han cambiado la forma en que nos relacionamos y, por ende, han influido en el consumo, es decir, en la manera en la que como consumidores compramos. Buscamos facilidad y rapidez, tanto cuando compramos un producto para que nos llegue a casa o para ir a recogerlo, como cuando contratamos un servicio que exigirá que nos desplacemos a disfrutarlo… algo que solo haremos si realmente es una experiencia diferencial.
Con más de 15 centros de ocio en nuestro portfolio, estamos apostando por ser diferenciales y por facilitar el acceso de los clientes a nuestros productos. Así que, sin duda, creemos que es determinante para nuestro sector ser capaces de generar experiencias diferenciales y además adaptarse a la omnicanalidad.