La mezcla de usos es positiva para la vida de las ciudades. Tenemos la oportunidad de transformar aquellas ubicaciones suburbanas en barrios de usos mixtos con una mejor combinación de viviendas, oficinas, comercios y servicios públicos. La combinación de usos resulta en ciudades con una mayor capacidad de respuesta a las necesidades de los ciudadanos, hablando, por ejemplo, de la “ciudad de los 15 minutos”, donde el sector retail juega un papel principal en este impulso de zonas y barrios. Y, por supuesto, los centros comerciales, que se han convertido en “destino”, atrayendo a cada vez más visitantes por su amplia oferta de servicios y su enfoque centrado en mejorar la experiencia del usuario. Sin duda, tienen un papel importantísimo en la dinamización de los entornos, volviéndolos más atractivos y aumentando el flujo de personas que acuden a estas ubicaciones. Ello tiene un efecto multiplicador beneficioso en los alrededores.
Dotar de servicios es clave para dinamizar y reactivar ubicaciones que se han quedado deslocalizadas. La ciudad de los 15 minutos debe contar con buenas dotaciones de transporte público y privado y una amplia oferta de servicios que la conviertan en un área urbana autosuficiente. En el desarrollo de estos proyectos juegan un papel relevante las reconversiones de activos, con cambios de usos que no solo den una segunda vida a los edificios, sino que dinamicen estos entornos. En cualquier caso, la normativa urbanística es compleja y diferente entre municipios y marca qué usos son compatibles en cada parcela y las condiciones que se tienen que cumplir para poder implantarlo. La colaboración público-privada es fundamental para potenciar estas iniciativas que buscan activar entornos que se pueden quedar estancados. Se trata de recrear mejores ubicaciones que reflejen cómo quiere vivir la gente.