Andrea Suárez: Podríamos ganar visibilidad a través de nuestro propio convencimiento y decisión, también con el apoyo de los hombres y, de medidas concretas por parte de la Administración para ayudar a las empresas privadas, no solo en este sector.
Concretamente, se podría ganar visibilidad a través de un compromiso real en la implementación de medidas que sean sostenibles por parte de los responsables empresariales, y realizando más concienciación a través de la formación.
¿Qué aporta la visión de la mujer sobre la sociedad y el consumo al sector de los centros comerciales?
A.S: Entender bien qué es lo que busca cada cluster es fundamental para orientar las estrategias de marketing. En el caso de la mayoría de las mujeres, a la hora de comprar moda o ir a un evento, se informan de todo, pregunta a través de chats, emails, blogs, redes sociales, influencers… y después ya decide si lo compra o no. Al final quiere sentir una experiencia única y satisfactoria primero desde el plano digital y después en la tienda física.
Según el estudio publicado por Nielsen en 2018 “oportunidades del comercio electrónico”, la forma en que los consumidores obtienen información de origen puede variar según la categoría, sin embargo, los medios tradicionales, como las tiendas físicas y el “boca a boca” son los medios en los que los consumidores tienen más confianza para la consideración de compra de productos.
En este sentido, estamos trabajando implementando herramientas de business analytics para ofrecer a cada segmento lo que busca para ayudarles en la toma de decisión y ofrecer una experiencia de calidad dentro del centro comercial.
¿Qué perspectivas mantiene para el segmento de los centros comerciales?
A.S: La tecnología ya está aquí, y ahora hay que ver cómo se usa y sobre qué valores se sustenta. El buen uso de las herramientas digitales en los centros pasa por centrarse en las personas.
En la medida en la que consigamos que las personas sientan que hay una conexión entre ellos y el centro, conseguiremos que vayan. Hablamos de emociones que se consiguen creando espacios acordes a las nuevas necesidades de los operadores y de los clientes, facilitando el momento de compra, creando espacios orientados a compartir, socializar, e incluso con un enfoque educacional con el que se consiga un impacto social.