La colaboración con los inquilinos para reducir sus emisiones y aumentar la eficiencia energética es una de las principales áreas de mejora en la que se está trabajando. La producción de energía renovable en los propios centros también va aumentando gradualmente, en parte ante el riesgo de un posible incremento de precio de este tipo de energía. Además, algunos centros ya están desarrollando planes de movilidad para visitantes y empleados, con el objetivo de que las opciones de transporte menos contaminantes vayan teniendo más peso.
Al mismo tiempo, los centros realizan auditorías energéticas de forma regular para detectar áreas de mejora. Medidas como la instalación de sistemas de iluminación y de climatización inteligentes o la mejora del aislamiento pueden suponer importantes ahorros de energía. Otros aspectos como minimizar el impacto en la biodiversidad, una adecuada gestión de residuos y colaborar con las marcas para dar visibilidad a su oferta sostenible son claves en cualquier estrategia medioambiental de hoy.
En definitiva, la sostenibilidad ya no es solo una cuestión de ahorro de costes sino una cuestión de resiliencia, con inversores y operadores haciendo públicos sus compromisos a largo plazo y estableciendo una hoja de ruta para lograrlos que abarca toda su cadena de valor. Además, ya no se trata solo de cómo impactan los centros en el medio ambiente sino también de cómo impacta el medio ambiente en ellos. ¿Podemos imaginarnos un invierno en el que el temporal Filomena no sea un hecho aislado?