Los centros comerciales están asumiendo un papel importante en la descarbonización de un sector que ha colaborado activamente ante la crisis energética, permitiendo una reducción drástica del consumo a través de medidas de eficiencia y mejorando sus sistemas de gestión.
La mayor oportunidad de los centros se encuentra, probablemente, en sus cubiertas. Contar con edificios de gran superficie y baja altura permite aprovechar las ventajas de la energía fotovoltaica que luego puede compartirse a través de comunidades energéticas o con los inquilinos, consiguiendo niveles de autoconsumo del 50%, dato muy alto en comparación con otras tipologías de inmobiliario, como oficinas o residencial.
También en movilidad, que en España representa un 29% de las emisiones totales, los centros pueden ser una palanca importante en la descarbonización. Son de los más avanzados en la instalación de cargadores eléctricos aprovechando el gran número de plazas de aparcamiento con las que cuentan. Esta transformación, además de impulsar la ecomovilidad, atrae a consumidores que buscan opciones más sostenibles de transporte.
Mirando hacia el futuro, hay dos retos, la colaboración con los inquilinos y terminar de hacer las inversiones necesarias para estar en línea con el Acuerdo de París.
En Neinver, trabajamos con la plataforma tecnológica Deepki, que agiliza el seguimiento y recopilación de indicadores tanto del centro como de los inquilinos. Esto nos permite definir estrategias basadas en datos y conseguir objetivos de reducción globales.
Además, ahora que el coste del capital es más caro, las compañías van a tener que priorizar sus inversiones. En nuestro caso, evaluamos nuestros activos siguiendo la metodología europea de CRREM (Carbon Risk Real Estate Monitor). Este modelo define objetivos de descarbonización por segmento de real estate y por país, permitiéndonos planificar las inversiones necesarias con un enfoque razonable del esfuerzo económico que se necesita en cada momento.