La evolución de los conceptos de ocio se está adaptando a las preferencias y el estilo de vida cambiantes de los consumidores más jóvenes, como Millenials y Generacion Z.
Desde las experiencias interactivas y tecnológicas al wellness, pasando por la gastronomía experiencial, con eventos y actividades en vivo; todo ello marcado por la responsabilidad social y la sostenibilidad.
Estas estrategias están diseñadas para hacer que los centros sean más que lugares de compras, convirtiéndolos en destinos de ocio y entretenimiento que ofrecen experiencias memorables y atractivas para las nuevas generaciones. La evolución del ocio refleja un deseo de experiencias más interactivas, personalizadas y conscientes, impulsadas por avances tecnológicos y un enfoque en la sostenibilidad y el bienestar.
Aun así, hay una oportunidad de innovación en los centros de entretenimiento familiar: cada vez hay menos niños, pero con una mayor atención hacia ellos. Estos espacios tradicionales (cines, boleras, trampolines, áreas de juego…) no han sufrido cambios en su paradigma y podrían apostar por un ocio de aprendizaje familiar y divertido, invirtiendo en la fidelización del paquete de familia con un seguimiento evolutivo.
El cliente, en busca de experiencias, espera novedades continuas, está aburrido de la repetición por muy impactante que sea, la velocidad del mundo actual nos hace ser inconformistas. Generar espacios de ocio lifestyle con experiencias saludables donde el aprendizaje divertido sea el hilo conductor que motive la visita día a día tanto del niño como del adulto tendría que ser el nuevo mantra a perseguir por los conceptos de ocio tradicional.
El peso de los espacios de ocio en los centros seguirá siendo una parte vital para atraer a los consumidores y ofrecer experiencias diferenciadoras que complementen la oferta de productos. La clave de su éxito radica en la adaptación de las nuevas demandas y expectativas de los consumidores.