Cada día vivimos más interconectados, expuestos a una creciente incertidumbre con la que debemos convivir. Mientras escribo esta columna, crece la presión para que Rusia y Ucrania acuerden una tregua y persisten las preguntas sobre la política arancelaria de Trump. No obstante, todo apunta a que la magnitud de los aranceles será menor de lo previsto.
En clave nacional, España es de las economías con mayor crecimiento previsto en la Eurozona en los próximos años. La inflación está contenida entre el 2%-3% con previsiones a la baja, igual que los tipos, lo que debería impactar positivamente en la confianza del consumidor.
Profundizando en el retail, más allá de la innata cultura de shopping en los países del sur de Europa, es relevante que la densidad comercial per cápita de España es de las más bajas del continente, así como la penetración del e-commerce, con previsiones, además, de una desaceleración de su crecimiento. Destaca la más que satisfactoria respuesta de nuestros centros a importantes “tests de estrés”, que contemplan desde la irrupción y rápido crecimiento del e-commerce, hasta una pandemia o la inflación.
El sector goza de buena salud: los centros comerciales han sido resilientes frente a estos shocks. Esto, junto a la positiva evolución de los KPIs operacionales, han aumentado notablemente la confianza de los inversores y bancos en el retail español.
En 2024, se transaccionaron en España aproximadamente 1.800 millones en centros comerciales, casi dos tercios de la inversión total en retail y un 150% más del volumen transaccionado durante el periodo 2021-2023. El primer trimestre de 2025 ha superado los niveles del año anterior. Confiamos en que esta tendencia continúe en 2025.
Aquellos centros comerciales dominantes, posicionados estratégicamente en su área de influencia y perfil de cliente, capaces de generar ingresos sostenibles y valor a largo plazo, serán los ganadores.