La innovación se presenta como el requisito indispensable para aquellos que quieran prevalecer en el futuro y se abre una era de mayor complicidad entre retailers y centros comerciales para descubrir y crear, de forma conjunta, nuevas sinergias y espacios que escuchen, den respuesta, e incluso se adelanten, a las inquietudes de los consumidores.
Cuando hablamos de cambio, no nos limitamos a una remodelación física de los propios centros comerciales (qué también), sino de un cambio conceptual. Es imprescindible que dejemos de compartimentar la oferta que hacemos a nuestros visitantes y consumidores y seamos capaces de ofrecer una experiencia integrada que combine, desde servicios para cubrir las necesidades más prácticas del día a día hasta alternativas de ocio, gastronomía o cultura que apelen a la emoción y al disfrute, pasando por opciones de compra que faciliten el consumo responsable, pero sin dejar de lado la diversión. Si los centros comerciales queremos ser un punto de encuentro de los ciudadanos de las comunidades en las que nos ubicamos, debemos ser primero un punto de encuentro y de intercambio de ideas y de trabajo con nuestros partners.
Asimismo, los centros comerciales deben encontrar en la tecnología nuevas vías de comunicación con los millenials, que les permitan acercarse a sus visitantes de una manera distinta, y servir de apoyo a los retailers y actuar como auténticos socios.
Pero, además de las oportunidades que se abren, tenemos que asumir las responsabilidades que tenemos con el bienestar presente y en el desarrollo de las comunidades con las que interactuamos. Se trata, en el fondo, de devolver a la comunidad el impacto del que el centro se beneficia. Cada vez es más relevante el papel del centro comercial como generador de empleo, como dinamizador de las marcas y negocios locales y como contribuyente a la recuperación y transformación urbanística de barrios o distritos. Al mismo tiempo, dentro del sector somos más conscientes de la importancia de ser responsables con el medio ambiente, y se debe asegurar la activación de iniciativas que fomenten el uso del transporte público o las bicicletas, y que las instalaciones sean energéticamente eficientes y respetuosas en el consumo de recursos.
En este momento de transformación, los centros comerciales se enfrentan a múltiples oportunidades de adaptarse y adelantarse a las necesidades de los nuevos clientes. Es un momento fascinante en el que el propio concepto de centro comercial se transformará en favor de la comunidad, y quienes no sepan escuchar sus demandas y teman al cambio, corren el riesgo de quedarse atrás.