En un contexto caracterizado por la incertidumbre y el cambio, esto pasa por la buena gestión en todos los aspectos, a través no solo de un plan de actuación económico, sino de una estrategia centrada en las personas. Siempre desde la cercanía y ofreciendo ayuda en todo lo necesario.
Asimismo, es evidente que nos enfrentamos a una acusada transformación social, que pasa por cambios en los comportamientos de compra y consumo de los usuarios. Teniendo en cuenta la incertidumbre que ha generado la crisis de la COVID-19, es vital prestar atención constante al diálogo que se establece en la sociedad para ofrecer servicios capaces de cumplir con las expectativas que depositan en nuestro centro. En este contexto, se deben establecer estrategias orientadas a la venta de experiencias transversales, como es el caso de la organización de eventos capaces de convertirse en un momento de desconexión de la rutina. Además, es importante tener en cuenta que las prioridades de la sociedad han cambiado, con un usuario activista y preocupado por el futuro. El atractivo del sector pasa por una estrategia clara en materia de sostenibilidad, responsabilidad medioambiental y cooperación con nuestras comunidades locales.