Con 580 tiendas y una plantilla de más de 14.000 empleados, tras 25 años de presencia en el mercado español, la actividad de Lidl en España tiene un efecto multiplicador de 16, según el estudio. Por cada euro de beneficio que obtiene, genera 16 euros adicionales a las arcas del país. Su huella económica se extiende por todas las provincias y en algunas de ellas, como Almería o Murcia, ya es responsable de cerca del 3% y del 2% de todo el PIB, respectivamente. Desde que llegó a España, la cadena de supermercados ha aportado más de 62.000 millones de euros al PIB español.
“Desde nuestra experiencia en el análisis del impacto de las empresas en la economía, el caso de Lidl es un ‘rara avis’ dentro del sector de la distribución, que se caracteriza por el impacto directo de las compañías. A su importante aportación directa a la economía y a la dinamización del mercado laboral, hay que sumarle el muy relevante impacto indirecto e inducido que genera su actividad, con un efecto multiplicador de 16 en su aportación al PIB y de 7 sobre el empleo”, asegura Jordi Esteve, socio de PwC.
La compañía explica este impacto, principalmente, por su apuesta por el producto nacional y por la actividad directa, indirecta e inducida que generan sus compras en España. La cadena se considera "uno de los principales socios de la industria agroalimentaria española y una de sus principales plataformas de exportación". Desde su llegada a España, ha adquirido más de 40.000 millones de euros en producto nacional.
Como muestra, en 2018 compró producto español por valor de 4.300 millones, un 30% más en solo dos años, y exportó el 55% a su red de 10.800 tiendas en 30 países. El pasado ejercicio las exportaciones de Lidl crecieron un 7%, 17 veces más que el incremento medio de las exportaciones del sector (0,4%). Gracias a ello, fue una de las empresas que más contribuyó a reducir la balanza comercial negativa del país, con un 6,4% sobre el total (36.400 millones).
Especialmente significativa es su contribución al desarrollo del campo español, donde concentra la mitad de sus compras. En 2018 compró producto hortofrutícola por valor de más de 2.000 M€, consolidándose como el cliente nº1 de la huerta española, y exportando el 84%.
A día de hoy, la cadena ya compra el 14% de toda la producción hortofrutícola española y concentra el 13% de toda la exportación.
Además de las compras de producto, la compañía también realiza importantes gastos e inversiones en bienes y servicios. En total, en 2018 el gasto total de la compañía en proveedores españoles ascendió a los 5.000 millones de euros, un 25% más en solo dos años.
En lo que respecta al mercado laboral, en los últimos cuatro años ha incrementado su plantilla un 40%, consolidando 4.000 nuevos puestos de trabajo hasta superar los 14.000. El 50% de las contrataciones en 2018 fue a jóvenes menores de 30 años, el colectivo con mayor tasa de desempleo.
Por cada puesto de trabajo directo que crea, genera otros 7 adicionales al país. De este modo, en 2018 Lidl fue responsable de más de 113.000 puestos de trabajo o lo que es lo mismo, 1 de cada 171 empleos existentes en España ya están vinculados a su actividad.
La cadena ya genera el 0,59% de todo el empleo del país y su impacto se extiende por todas las zonas de España. En Andalucía, por ejemplo, es responsable de más de 24.000 puestos de trabajo.
El 94% de la plantilla cuenta con contrato indefinido, lo que supone nueve puntos más que la media del sector y 21 más que la media nacional. Como consecuencia de su política laboral, en 2018 Lidl fue el único supermercado en obtener por segundo año seguido el sello Top Employer, que reconoce las buenas prácticas de las empresas en el ámbito laboral.