“En un contexto de transformación del consumo y regeneración urbana los especialistas en diseño de espacios retail, debemos redefinir el modelo de espacios comerciales y el papel de los entornos mixtos, sostenibles y experienciales”, así de claro lo tiene Marar Nogueira, socia arquitecta en Cimbra Arquitectos.
Asegura que el centro comercial del futuro será un híbrido de arquitectura y tecnología aplicada al bienestar y está evolucionando hacia un nuevo ecosistema comercial urbano: un lugar donde se mezclan los usos, donde el ocio se combina con el trabajo, la cultura, la gastronomía o la vivienda. Y eso solo es posible si la arquitectura actúa como conector de todos esos mundos.
En esta entrevista explica como más que edificios, estamos diseñando experiencias urbanas complejas y versátiles, donde las personas se sientan parte de algo más grande, más vivo, más humano.
¿Cuáles son los principales proyectos en los que ha participado Cimbra Arquitectos en el sector retail?
Marar Nogueira: En Cimbra Arquitectos llevamos muchos años rediseñando el retail desde la arquitectura. Hemos liderado grandes proyectos de transformación comercial como los llevados a cabo para Carmila y Carrefour Property en sus centros desde el 2014, donde apostamos por un diseño centrado en la experiencia sensorial del visitante, o actualmente Puerta de Alicante, que requiere reconectar el edificio con su entorno urbano y la incorporación de nuevos usos.
También hemos proyectado para operadores como Yelmo, Restalia o Galaxy Park en remodelaciones y ampliaciones de varios de sus centros o rebranding de múltiples marcas como la nueva imagen de tiendas de Ahorramas.
Ahora mismo estamos acometiendo la renovación integral de la sede corporativa en España de Alcampo. Siempre seguimos una visión estratégica: usar el diseño como catalizador de valor económico de los activos, espacial y emocionalmente.
Lucernarios, espacios al aire libre… ¿cuáles son las principales tendencias que están transformando los centros comerciales?
M.N: Lo que estamos viendo es una transición de los espacios comerciales cerrados a espacios híbridos, abiertos, luminosos y más humanos y accesibles. Los lucernarios y la luz natural no solo ahorran energía, sino que generan bienestar. También hay una clara voluntad de abrir los edificios a la ciudad con plazas, zonas verdes, terrazas y recorridos al aire libre a través, por ejemplo, de casos de éxito realizados por Cimbra, como Nasas Nigrrán Retail Park, para López Real Inversiones SL dentro del sector de los parques comerciales.
Además, el lenguaje material está cambiando: se imponen materiales que aporten textura y autenticidad. La idea es crear ambientes que estimulen emocionalmente, donde apetezca quedarse, disfrutar y compartir. Generar la sensación de calle comercial.
¿Qué papel tiene la arquitectura en la mejora de la experiencia del cliente?
M.N: La arquitectura, el diseño y el branding de marca es un hilo conductor invisible de la experiencia. Es ahí donde desde Cimbra arquitectos ponemos el mayor foco a la hora de proyectar. El cliente no siempre es consciente de por qué se siente cómodo, pero el diseño está ahí: en cómo circula el aire, en cómo entra la luz, en el sonido de fondo o en la claridad de un itinerario.
Una buena arquitectura comercial debe facilitar, inspirar y conectar. El diseño tiene la capacidad de generar confort emocional. Cuando eso ocurre, las personas permanecen más tiempo y consumen más, pero sobre todo, disfrutan. Eso, al final, genera fidelidad.
¿Qué retos implica el incremento de las exigencias en materia ESG en los desarrollos?
M.N: El reto principal es pasar de cumplir a integrar. Es decir, no ver las exigencias ESG como una lista de requisitos técnicos, sino como un compromiso que debe inspirar el diseño.
Desde la selección de materiales hasta la estrategia energética, pasando por la accesibilidad o la gestión del agua, todo forma parte de una visión más conceptual que genera valor del activo en lo intangible.
Es una oportunidad para construir mejor: edificios que no solo funcionan, sino que respetan, cuidan y proyectan una cultura comercial responsable.
¿Cómo se debería agilizar el urbanismo para facilitar los cambios de uso y los complejos de usos mixtos?
M.N: Nos enfrentamos a una normativa urbanística que, en muchos casos, no está alineada con la velocidad del cambio social y económico. Necesitamos marcos más flexibles, que permitan adaptarse a la realidad cambiante de los entornos urbanos.
Sin embargo, sí nos estamos encontrando con administraciones sensibilizadas con la recuperación de espacios comerciales existentes en sus ciudades que den un gran valor al área donde se enclavan.
En casos como el de la transformación de Puerta de Alicante para Carrefour Property, que está en pleno desarrollo, un equipo multidisciplinar en Cimbra Arquitectos, de la mano del cliente liderado por la nueva directora general de la compañía, Maica Fernández, está poniendo en el punto de mira de muchos operadores de usos mixtos como oficinas o universidades privadas, el foco de atención para generar un espacio absolutamente funcional y de futuro que dé a la ciudad de Alicante un nuevo destino de elevado interés comercial, de la mano de su hipermercado y cines de primera marca.
Es urgente abrir la puerta a estos usos mixtos, con modelos híbridos donde convivan comercio, vivienda, oficinas y ocio. Para eso, proponemos herramientas como planes especiales simplificados, tramitaciones más ágiles o indicadores de calidad urbana que sustituyan la rigidez de los usos preestablecidos.
¿Cómo está transformando la arquitectura la nueva normativa en materia de eficiencia en la edificación?
M.N: Hace años que desde Cimbra apostamos por ese camino. Pablo Rozadas, socio director, es Certified Passivhaus Designer y especialist en la arquitectura y aplicamos en todos los proyectos la base de este pensamiento de futuro que contribuya desde las acciones más pequeñas a las más ambiciosas a un futuro mejor desde la arquitectura comercial.
La eficiencia energética ha dejado de ser un objetivo añadido: ahora es el punto de partida. Las nuevas normativas, como el CTE o los estándares nZEB, nos exigen integrar soluciones pasivas y activas desde el primer trazo.
Esto se traduce en una apuesta decidida por soluciones bioclimáticas pasivas, envolventes térmicas de alta eficiencia, sistemas de climatización de bajo consumo, aprovechamiento de energías renovables y monitorización en tiempo real del comportamiento energético de los edificios.
Pero lejos de ser una barrera, lo vemos como una oportunidad. Diseñar con conciencia energética nos obliga a ser más rigurosos y, a la vez, más creativos. Ventilación cruzada, protección solar, materiales de alta inercia, energías renovables... Todo eso se traduce en edificios más confortables, más duraderos y más bellos.